domingo, 19 de agosto de 2018

Hunting by the Rivers.




Hola Freder, quería comentarte que se que eres latente. 

Dormitando como un primigenio, agazapado en las profundidades húmedas de una R'yleh interior, a la espera de la chispa que haga que tus pupilas se abran con un chasquido ensordecedor. Y encontrar tras ellas el camino de vuelta, hacia quizás los recuerdos de antaño, y es que hay tanto que recordar ¿Ha huido la palabra? ¿Se ha escondido? 

No es tan sencillo perseguirla, porque a lo largo de los años ha adoptado formas diversas, como Zeus libidinoso, y la sorprendí agazapada tras las ondas de radio que pululan por universos digitales, distinguí su silueta en las viñetas de una tira cómica de domingo, me di cuenta de que me observaba de lejos con prismáticos de fantasía en las ideas que florecían de mi cabeza y todo para caer en la cuenta de que la búsqueda no tendrá fin. Esta incesante persecución solo me lleva a sacar conclusiones precipitadas quizás ¿Detective consultor? Pero sin pipa por favor. 

Tiempo atrás pensé en la inmortalidad, pues la única forma real de permanecer, de no ser aplastado por las arenas del tiempo es dejar una impronta tal en él, que las sucesivas capas no tengan más remedio que dejar el surco donde una vez uno estuvo. Más adelante imaginé que la descendencia esquiva se podía sustituir con las creaciones de la psique activa, las pruebas que he obtenido recientemente me hacen dudar de mis antes sustentadas hipótesis. Y esto solo es un pequeño ejemplo del constante divagar, del por que perseguir la creación de forma tan persistente, que nos lleva a querer dejar en este mundo una percepción de nosotros mismos mayor quizás de lo que fuimos en realidad. Quiero crear, y el mundo me esta destruyendo.

Hoy he recibido una revelación tal que he recorrido hacia atrás las baldosas amarillas para reencontrarme con años pasados. Alex Supertramp se ha puesto en contacto conmigo a través del espacio sideral que divide lo físico de lo metafísico. Y me ha contado que la felicidad solo es tal si puedes compartirla. Quizás ahí esté la clave de la creación sin control. De la eternidad de las ideas, del caudal que no se vacía. Y el río que fluye eternamente y precisamente por ello es estático. 

Qué más da la forma que adopte Zeus, siempre será el dios del Olimpo. Escribe, habla, dibuja, compón, filma, desarrolla y los dioses estarán de tu lado. Permanecer en las sombras de la ignorancia jamás te llevará a Ítaca.

¿Y quién entre toda esta amalgama de conceptos es Penélope?
El horizonte siempre distante, la chispa original que nunca se repite, la búsqueda de las emociones perdidas, de reproducir lo que una vez fue, el reencontrar aquello que fue y no es. El querer ser inmortal tan solo un instante. 

Y darte cuenta de que Ian Curtis y Atmosphere tenían razón. 
Siempre la tuviste. 

Alex dame tus alas. 



Rinhork.


Imagen: Procesión en la Niebla, Ernst Ferdinand Oehme (1828)





viernes, 15 de febrero de 2013

The Eyes of Uncertainty.



La incertidumbre del presente, es a veces una ola que no termina de romperse. Se arremolinan las dudas que antes carecían de alma, pero que juntas adquieren un sentido profundo mas allá de mi débil comprensión. Si no volví era porque se acabó la tinta del tintero, puede que la desperdiciase entre metáforas y hermetismo. Quizás en un arrebato de ira fustrada la arrojé sobre los versos inacabados que suministraban la vida a mis delgadas venas, que corra la tinta por ellas pues derramé mi sangre en los pozos de la juventud eterna buscando el eco de las gotas, pero nunca llegó, las respuestas me esquivan de nuevo. La seguridad de las emociones puede volverse monótona, el espíritu aventurero, ese que escucha la llamada de las promesas, prefiere embarcarse hacia lo desconocido, seguir el rastro efímero que pueda conducir hasta las puertas de un paraiso prohibido, donde hallar, reto tras reto, la posibilidad de una sonrisa que se hace esperar milenios.

Salí de playas blancas que nunca olvidarán mis huellas y arrastraré para siempre el olor de la sal que se posaba en sus orillas apacibles. Viví en desiertos de asfalto resguardándome del Sol en las habitaciones de múltiples sirenas, nunca olvidaré el color de sus cabellos, retales de mi vida. Me sumergí entre las sábanas de las musas, escuché las historias que me susurraban y las capturé, fui Tusitala y fui Bécquer, fui pasajero del tiempo mas combulso. Y cuando hube degustado los frutos del cuerno de la abundancia, dije basta. Me llené la maleta de viandas para el camino y partí a prisa hacia ninguna parte. Descansé mi alma en un retiro emocional escuchando tan solo el silbido del viento, nunca me abandonó, permaneció conmigo hasta el último instante, respiré con él y volé con él. La seguridad de las emociones se vuelve monótona. Descubrí entonces donde estabas. Perdona por no haberte visto antes, pero tenía prisa por llegar a ninguna parte. Y al rememorar como se eriza el pelo, como el pecho se encoje, como se encabrita el espíritu y se dilatan las pupilas, recogí la tinta en el tintero y aqui me tienes. Hoy quiero volver a pisar la arena de la playa. Sin recordar ni mirar atrás, que sea nueva arena la que pisen mis pies. Otras playas, alejadas del recuerdo. Esas en las que al Sol le encanta irse a dormir tiñendo el mundo de rojos reflejados.

Es cierto, abandoné las palabras por el miedo, un miedo que se nutre de vivencias para dominar el discurrir de mis pasos. Caminar despacio es describir el buen camino con los pies en la tierra y así no construir castillos en el aire. Escribir ha sido la meta desde un principio, tomar las riendas de la fantasía y conducirla a través de mi mente desordenada para intentar solucionar el puzzle de las ideas. Pero a ti me apetece leerte, cuéntame de tus experiencias, de como vives el día a día, dime que has hecho hoy y que harás mañana, que piensas y como. Ciertamente me conformo con poco. Tal vez retomé la pluma para preguntarte tan solo como estás.  No se percibe ese entusiasmo primigenio que acompañó siempre a mi arrojo, pero quizás precisamente por eso es confortable descubrir que no importa cuando me reconozca a mi mismo en el espejo, pues prefiero reflejarme en espejos que miren y vean quien quiero ser, no solo lo que parezco, no me preocupa que encontraré en ellos, el único impulso que necesito es la incertidumbre. La Incertidumbre es la chispa que enciende la hoguera de mi curiosidad, esa incertidumbre que experimento cuando quiero conocer, descubrir y explorar el universo que me presentas gota a gota. Si me caigo, ya encontraré el apoyo donde lo dejé. No me preocupa el destino pues lo expulsé de mis convicciones hace ya mucho tiempo, déjalo estar, que crea que lo sigo. Hoy me conformo con poco. Me conformo con verte reír.


Rinhork.

Imagen: The Man in the Mirror, Jack Vettriano.




 

martes, 16 de agosto de 2011

Tusitala.



Pululo por universos herméticos. A cal y canto. No existe fisura por la que tu curiosidad pueda colarse, soy roca compacta que presume de soledad en el desierto. Allí donde habita la neutralidad es donde quiero descansar, allí donde calla la humanidad y resoplan los vientos del olvido. Paladeo los destinos que me aguardarían empujado por ellos, lugares nuevos en los que volver a sorprenderme con la inocencia de la ignorancia, tesoro infravalorado que aguarda escondido y tristemente ocultado por aquellos con prisa por un saber superfluo. Quiero dejar pastar mi rebaño en un campo volátil de verdes intensos que dirijan mi mirada al cielo y ver en cada nube historias que luego te contare en las tardes de verano. Y que el tiempo apresurado salte de palabra en palabra de mi boca para perderse tras ellas, porque yo despistado, no firmaré ni un solo recuerdo con su marcha. Quiero perderle la pista, encontrarme solo contigo y que tu midas el transcurso del mismo, quiero que sea tu atención la aguja que marque las horas. Que tu mano curiosa realice los leves trazos en el papel rugoso que cazará la imaginación encerrándola entre tapas de cuero. Tapas que al abrirse cual alas, volaran y me llevaran donde estés una vez mas, a susurrarte las aventuras de mi vida imaginaria. Como hacíamos cuando el mundo era solo un escenario para nuestra tragicomedia.

Uno. El silbido del sosiego acerco mi percepción a los brazos de una melodiosa estampa. Vi un hombre solitario dirigiendo sus pasos a un destino desconocido a través de un asfalto centenario que se perdía en las lejanas colinas, esas que nunca se alcanzan. Caminaba con paso firme, pausado y sin pausa, sin mas equipaje que una chaqueta marrón y el Sol en su nuca. Su constante caminar se fundía con los girasoles que a izquierda y derecha flanqueaban el camino, las dudas podían arrollar al forastero sin mapa. Un camino cuyo final solo lo sabían unas lejanas colinas y un caminante sin identidad. Quizás no sea lo mas acertado preguntarse el destino sino el motivo de un viaje incesante hacia la duda.

Dos. Salte la valla del jardín y me asome a una ventana baja. Pude ver a través del cristal como una televisión gritaba y reía disparando luces de color en todas direcciones, luces que teñían de arcoiris una pequeña habitación en cuyo centro un niño sentado en el suelo con las piernas cruzadas me daba la espalda y recibía a través de sus pequeños ojos (papel en blanco) los destellos de lo ficticio. De un mundo exterior filtrado, exprimido. Llame golpeando la ventana, grite. Aporree la ventana. Sentado con sus minúsculas piernas cruzadas, su mente no estaba en la habitación sino anclada en luces de colores, gritos y risas que transportaban su consciencia al mundo ficticio-real por una ventana mecánica. Si hubiese girado su cuello habría encontrado una ventana que atravesar y poder correr por campos de realidad. Un pequeño diablo estaba sentado en su hombro, un pequeño ángel tiraba del cable de la corriente.

Tres. Notaba mi piel el frió del banco, el hierro se había congelado por los extremos por lo que me sentaba en el centro, un abrigo negro y largo recubría mi cuerpo con su cuello levantado, resguardándome del ambiente y las miradas. No era casual mi descanso en ese punto del parque. El paseo nocturno no era mas que una escusa pues sabía que a la hora señalada tu aparecerías entre los arboles, como todas las noches. Rodearías el estanque congelado que se extendía frente a mi y cuando los transeúntes encaminasen sus pasos a sus noctámbulas moradas, tú, lentamente te sentarías para colocar tus patines blancos en tus pies y seguidamente deslizarte sobre el hielo. Timidamente empiezas a moverte y yo vuelvo a hipnotizarme una noche mas con tus vaporosos movimientos que llenan el ambiente de una magia invisible, aunque yo, atrincherado tras el cuello del abrigo, puedo vislumbrar su influencia en el ambiente, brillas. Y tu pelo baila contigo una música silenciosa, tus pies van marcando el hielo con lineas curvas y rectas que forman en mi imaginación palabras dirigidas a mi. Una noche mas sin saber tu nombre. Mañana volveré, quizás me atreva.

Pululo por universos herméticos. Y si cierras las tapas quedará dentro el faro que guíe un entretenimiento mas personal de lo que fue mi presencia junto a ti, no buscaré pues la distensión de una conversación o el filo del vaso que bebimos juntos. Queda en cada letra la marca que hizo posible un río de tinta salvaje, una expresión diminuta con un contenido dantesco. ¿No fue acaso él quien recorrió tres ríos en pos de unos labios rojos? Hoy no quiero vivir en Florencia. Prefiero acomodarme entre sabanas de celulosa, navegar por los mares de una historia aun sin final, pues espera mi llegada para que mi espada señale el punto definitivo que acaba con el argumento, el destino de un texto, el final de un verso.


Rinhork.

Imagen: Atlas of Wander, Vladimir Kush.






martes, 15 de febrero de 2011

Utópico Locus Amoenus.




He estado perdido, no me encontraba, nunca se me dio bien eso de vagar solo. Por eso acabé encontrándome, buscaba mis noches.

Y me daba pereza hablar en primera persona, puede llegar a consumirte, he tenido tantas posibles direcciones diferentes para elegir, algunas viajaban a lomos de la lógica, otras eran utopías soñadas y algunas tan fugaces que no podría ni recordar sus orígenes. Todas unidas crean un mosaico de decepciones. Tan común es lo erróneo que adopta un carácter crónico capaz de oscurecer cualquier horizonte y no es que estos sean inagotables, hablé de las esperanzas y de la cualidad oportunista de lo inesperado, pero mis entrañas gruñían apasionadas, querían cazar por si mismas sin listas de espera. Pero la suerte es un ente vivo, es una bromista que adora la ironía, se entretiene haciendo cosquillas a mis expectativas e intenta corregir los errores de mi constancia. Puedo ejercer una lucha sin fin con ella, bombardear sus territorios, quemar sus campos, raptar a sus hijos, descuartizarlos y comérmelos con ayuda de Cronos, pero ella no descansará hasta obligarme a abdicar entre risas frivolas. Me limita las opciones hacia los caminos que no deseo tomar. Y puede ser que estos conduzcan a países de las maravillas, si es posible, pero aun así prefiero ser yo quién decida, quién tras proponérmelo, pueda asfaltar mi vida de baldosas amarillas. Algunos sátiros me llamaron superficial, me hablaron del karma y me tacharon de idealista, nunca negué lo último, pero se puede acusar al humano de serlo?. Perdí un diamante en bruto, porque buscar rubíes o esmeraldas?.

Lo inesperado con el tiempo se hace esperar. Y busque refugio en notas musicales. Escuche y deje a mi mente plasmar de forma semi-automática los sonidos, fue un pasatiempo, un método de abstracción. Quieres un ejemplo:

"Oscuridad infinita, soledad elevada a la máxima potencia, al silencio de la nada que abarca la inmensidad del todo, una incomprensible inexistencia que escapa a todo entendimiento, un vacío en la historia que conforma sin embargo todo lo demás, la chispa que enciende los motores del tiempo, la primera vuelta de una rueda ya imparable. Y busco hoy las raíces de todo, coloco mi consciencia donde nadie pueda encontrarla, apartada de toda vida, de miradas furtivas. Disperso mi mente hacia las estrellas a una velocidad siseante hasta frenar bruscamente para mirar a mi alrededor sin prisas. Y transcurren eones. Ocurre a lo lejos el nacimiento de lo que me parece un finísimo hilo de luz que se curva grácilmente, es nada pues nadie lo ve, vislumbra pues la nada un desafío a la negrura, hágase la luz y en una concepción imposible del espacio, la luz se hace visible para Dios. Me siento único, primogénito de un placer inexplorado, la historia me marca, me señala y yo le sonrío. Esculpe una estatua de mis visiones extracorporales para colocarla en las estancias de los hitos abstractos. (Shine On Your Crazy Diamond)".

Hoy deje de escribir, porque las reflexiones se han colado en mi universo momentáneo, una pequeña dosis de pasado se materializa ahora, una dosis que asoma cada cierto tiempo para recordarme cual es el significado de lo platónico. Bello y distante, cercano e inalcanzable, escucho sus lamentos desde las torres de la impotencia, me veo a mi mismo tejiendo una inmensa tela de araña sobre la que tirarme para quedarme atrapado, devórame por favor. Como es posible que algo como tu no encuentre el complemento que te lleve hasta un perpetuo Locus Amoenus, como es posible que cuando tus ojos brillan solo sea porque están húmedos. Que malévolo destino debo experimentar cuando descubro las desdichas que guarda tu alma y que tortura es saber que la solución es completamente externa a mi. Que solo queda un papel para interpretar y no es el de protagonista. A veces parece que se llenan mis intenciones de arrojo, que una leve picaresca toma posesión de mis palabras, que me siento capaz de elegir ese camino. Pero mi consciencia no nació ayer, conozco no solo los riesgos sino las únicas salidas, se que lo agradable no es suficiente, que es mejor ser observador a nada. Y que no soy el único ser humano de este mundo, mis pecados no son originales, los sátiros me recuerdan el karma. En ocasiones vislumbro luz al final del túnel, impresiones del fondo de la caja de Pandora, ilusiones minúsculas, creo apreciar un interés ocasional, pero se que todo es fruto de las barreras, se que eres una Lady of Shalott, mientras sigas mirando por este espejo de palabras interminables, no caerás en la cuenta de que su creador no es mas que un títere de la suerte. Una suerte que esta en guerra conmigo, que me da la espalda y que se me presenta indestructible, pues puedo decir que nada permanece siempre de la misma manera, que no aceptare chantajes ni sobornos por su parte, que yo escojeré las sendas a tomar y que destruiré tu reino de terror maldita suerte, te destruiré hasta que no quede nada de ti, hasta que solo queden cabellos rubios sobre los que descansar mi rostro.


Rinhork


Imagen: Lady of Shalott, John Atkinson Grimshaw (1875).

viernes, 26 de noviembre de 2010

Retornos Fugaces (O la permanencía de las emociones).






Un acercamiento personal a lo que realmente es ese simple discurrir de la continuidad, apartarse uno mismo del plano de la crítica para situarse en una posición despreocupada, mirar a los problemas tras unos traviesos arbustos. Una fina hierba que se aplasta bajo la piel humedece las estructuras que conforman mi bienestar, dejo a la ingravidez esparcirse con fines reproductivos en las dimensiones que ocupan mi reducida paz atemporal. La personificación de la placidez es una melodía en mis oídos, la imaginación hará el resto, pues mi libertad depende de ella misma, y ella depende de mi libertad, cual seria su definición si es que nos atrevemos al desciframiento de una naturaleza que no se presta a análisis pues estos esclavizarían lo inabarcable, lo que suspende al hombre en la eterna pugna entre razón y emoción, que es de una sin la otra y cuales son los puntos confluyentes que hacen de su equilibrio al ser humano. No es verdad que ambas deidades van turnando su manifestación en la vida para hacerla, si es posible, llevadera en mis brazos. Brazos marcados con las pasiones, los deseos de alcanzar la hierba de la placidez húmeda, los recuerdos enmarcados en armonías latentes. Los que hacen merecedora a la vida de ser considerada vivida.



Cuantas sensaciones ausentes, cuanta emoción descarnada y desterrada por la razón que oprime almas en aquellos lugares del puño de hierro, tantos Winstons Smiths. Cuanta razón exiliada y suprimida se respira en rincones del mundo donde las emociones dejan volar el odio y la muerte hasta los actos repudia y la deshumanización, tantos Pauls Rusesabaginas.




Y la contemplación de estas mareas que se aproximan desde lejos a mi percepción caen en un egoísmo humano al apartarlas por unos segundos para dedicarme exclusivamente a la nada. Al descanso de esa Mayeutica persistente que me acompaña, pido disculpas y me aparto silenciosamente. Y mientras Debussy acuna mis oídos, siseo hacia remansos melodiosos y paisajes de Poussin, hacia la reflexión anticipada.......... Cuando acaban los periodos para dejar paso a otros? y si es que terminan, donde quedan los restos de su recuerdo?, se rompen como el frágil cristal?, seria entonces legítima su reconstrucción o transformación en nuevas vivencias mediante ese Demiurgo que juega distraido con las ilusiones que señalan implacables a la rutina profiriendo insultos a carcajada limpia. Se fue hace mucho tiempo el cuervo que hizo de mi ventana su refugio, aun resuena en las esquinas el sonido de su constante picoteo que llamaba a una invisible presencia ausente que acariciase su húmedo plumaje cubierto de intemperie. Nadie nunca abrió la ventana para dejarlo entrar pues sus graznidos quebrantaban el sosiego que flotaba tímidamente en el aire del ambiente, hasta que una mañana no se volvieron a escuchar, y quedó en silencio el alféizar moribundo. Fue entonces cuando con el paso de los días, aquel que siempre se sentaba en el monótono sofá bajo la ventana, echo de menos la ruptura de su paz, el caos que gobierna los estados difusos que conciben el interés por el antagonismo de lo "correcto" fue entonces cuando los recuerdos amenizaron la tarde y volaron libres entre sonrisas melancólicas y el sonido de las olas. Y al asomarse a la ventana pudo ver como el cuervo volaba libre a lo lejos, como batía sus alas desafiando a los vientos, conociéndose a si mismo y encontrando en su vida destinos diversos que descubrir. Sintió orgullo aquella figura solitaria que veía lo que al principio fue ínfimo adquirir la majestuosidad de un halcón, asomó la madurez sus orejas para escuchar el graznido desesperado de aquella criatura que sola esquivo los obstáculos del tiempo. Y las manos del hombre se colocaron guantes de añoranza para abrir el pestillo de aquella perdida ventana. Se sentó bañando su alma de Sol y quedo esperando sin impaciencia. Se cubrió el marco de maleza, se volvió la pared gris y el interior oscuro, pero aquella figura se mostraba impasible aunque olvidada, no hubo revoloteos a su alrededor ni estridentes cantos de ave. Aun así, el orgullo aun quemaba sus ojos, sin duda comprobó que lo frágil se hace fuerte y se conformó con estar ahí para verlo, aunque fuese desde lejos, tras los cristales turbios que se llenaban de letras formando palabras de esperanzas pasadas y futuros improbables.



Echado entre la hierba, tomando una actitud contemplativa de lo que fui y lo que soy, quizás lo que quiero ser combine ambas cosas. Que puedes hoy ofrecer a quien ayer te dio todo?, que diferencias podrías encontrar en este acertijo de pasiones e intrigas?, donde reside el propio olvido. Tu alma intenta engañarte porque sabe perféctamente de los vaivenes de tus emociones, de la inseguridad que rodea tu existencia cuando tu atención se centra en desentrañar tus deseos. Y porque cuando tiene frió correrías kilómetros para abrazarla?, si no existe camino que seguir ni rutas por las que atajar, si no lees las señales que guiarían tu viaje. Te sometes a la futilidad del momento, a la afirmación de la fugacidad, al convencimiento del carácter puntual de un pensamiento, pero luego al examinar su contenido caes en la cuenta de que la monotonía se hace intrínseca al cavilar. Caravaggio se sentiría como en casa en tu interior. Que la hierba crezca hasta ocultar mi presencia y pueda construir mediante esa reflexión muros que protejan al debilitado Orfeo que siempre mirará hacia atrás. La comprensión me hace sentir que solo soy una mitad perdida entre la multitud buscando mi complemento, y si lo encuentras y lo dejas marchar?, (cerró la función un telón bordado de impotencias y lastimosa autoculpabilidad) y si lo vuelves a encontrar y Fobo te aleja de él alegando tu pasado? (las dudas retuercen la incertidumbre que me empuja a soñar) seguirás mirando a las pompas de jabón desaparecer? o forjarás la alianza que haga que lo pasado de frutos en tu presente?.




Rinhork.




Imagen: Bubbles, John Everett Millais (1886).



martes, 12 de octubre de 2010

Twin Moons.



Cogía el volante suavemente con delicadas manos inquisidoras y este quedaba barnizado al compás de la luz de las farolas que se perdían a toda velocidad por la ventanilla. Largos dedos que se deslizaban arriba y abajo, leves movimientos que daban vida a su figura ensombrecida la cual se recortaba observada desde el distante asiento del copiloto donde mis ojos reposados se complacían en miradas furtivas a la provocadora visión nocturna que los atrapaba mientras su rostro se iluminaba levemente a cada calada de sus rojos labios a un cigarro del que cualquier mortal sentiría envidia. Los asientos sudaban y contenían el miedo de mis sentidos al roce de su piel, fruto prohibido de un Edén terrenal. El silencio del momento solo era interrumpido por la voz de Chris Isaak que salía de los altavoces para decir "you´ve decided I´m not the one", toda una declaración de intenciones. Su pelo bailaba con el intruso viento, presa de una locura invisible, su melena se agitaba con hipnóticos movimientos que dopaban mis sentidos y convertían mi espíritu en un manso cachorro envenenado con las promesas del placer. Cuatro ruedas paralelas recorriendo el solitario y noctambulo asfalto que nos conducía a través de la incertidumbre que me producen los rincones de su mente, la tela de araña que forman sus ocultos pensamientos, esos que quema con cada calada. Buceo a través de sus ojos y encuentro:

"Rabia, es en realidad una emoción o quizás un estado latente del subconsciente que resurge cuando todo lo demás se ha ido, seriamos entonces marionetas de la "Normalidad" que supone estar sujeto a desasosiegos egoístas exentos de ti mismo hasta que el núcleo central queda al descubierto, arrasando todo a su paso sin diferenciar las tonalidades de cada individuo, cerca o lejos pasa a segundo plano pues todo esta al alcance de su destrucción a mis manos. Y es Merecida destrucción al obstaculizar el torrente que supone la grandiosidad del espíritu libre, son presas construidas con el fin de cubrir de patinas inverteradas las plumas de esas alas que se abren al universo incomprensible para aquellos que viven sumidos en el maya materialista, arropados por Durga. Sombras sin permanencia en las estancias del tiempo".

De donde sacaste el eco de esa guitarra que baña las sensaciones desprendidas de tus ojos. Salgo de ellos para volver a la reconfortante realidad de lo desconocido. Cuando despiertas en mi la curiosidad y paro el traqueteo mental que ocupaba todo para llamar a la puerta del subconsciente y preguntarle que vio antes de bucear. Observo en él la expresión congelada que indica el encontronazo con la belleza física, eterna captación fotográfica imperecedera. Susurra palabras en mis oídos, escucho entre notas musicales como expresa su fascinación por las ventanas por las que entré, me cuenta historias que hablan de un arcoiris, del contacto del verdor del mar con el azul del cielo capaz de conquistar mundos y arrasar voluntades. Como no sumergirse en ellos cuando son espejos que reflejan lo inalcanzable, plácidos lagos llenos de pinceladas impresionistas que modifican las emociones con su simple presencia, dos esferas simétricas cuyos brillos deslumbran mi universo causando la confusión de los que allí viven, almas condenadas a la idolatría de las dos lunas que se alzan en el horizonte y Selene llora envidiosa en una esquina. Como abarcar tal sinfonía de traviesos destellos, que divinidad eligió esa paleta de colores, quién no deseó hundirse en las profundidades de los nenúfares de Monet. Si supieran que yo lo he conseguido en una mirada.

Si Perseo caminase hoy por la tierra, sus ojos no se resistirían, y su corazón se haría piedra.

Rinhork.

Para unos ojos nocturnos.

Imagen: Claude Monet, Nympheas (Water-Lilies), 1908.




miércoles, 22 de septiembre de 2010

Ajna.



Es ilógico pensar en el momento de la eclosión de mis fantasías al ser su propia naturaleza puramente abstracta, irrealidad injusta que tortura los segundos durante los que mis ojos se posan en tus vaporosos movimientos volátiles. Ninfa de los bosques, bosques de mi confusión. Se oye la llamada de un futuro improbable en los campanarios de mi propia imaginación, repican llamando a esos dispersos pensamientos que buscaron su identidad en las caricias de múltiples pieles anónimas, disfraces de ti que me hicieron a mi anónimo. Anécdotas, si. Letras en páginas de libros que nadie leerá pues están bajo llave en las estanterías del olvido. Echo a volar canciones impregnadas de barro y me doy cuenta de que cada vez me cuesta mas bucear en mis recuerdos cercenados, impostores, avatares del tiempo perdido. Eterna búsqueda en un pajar sin fin, no es el pasado recuperable, quizás con la muerte llegue el comienzo de un posible reencuentro con la pureza de lo nuevo, cuando no hay nada escrito, cuando tus sentidos descubren el poder de las imberbes emociones, volvería a sentarme cada noche a escucharte Scheherezade, que tus palabras susurradas surcaran mis oídos, adueñándose de mi precaria razón y me transportaras a paisajes y momentos en los que desearía estar, que me contases que tal te ha ido el día. Recuerdo llegar y sentarme en una silla marcada con tu voz para olvidar el tiempo y las distancias. Ahora nada es algo y todo lo que fue es nada. Hold on, Hold on... Voy cayendo a cámara lenta con rostro de placer consumado apoyándose mi cabeza en un suave lecho de musgo y liquen y el Sol y la Luna cruzan el cielo a toda prisa una y otra vez mientras mi cuerpo se cubre de simbiosis entre hongo y alga hasta convertirse en un montículo verde sobre el que puedas sentarte a descansar. Que los siglos transformen mi ira desgraciada en montañas que puedas escalar para llegar a la cima y sentarte a descansar. Y es que las flechas que lanza la vida pueden pasar a un centímetro de mi cabeza cortando algunos pelos traviesos que caen y se quedan en el asfalto ardiente, siempre ardiente o pueden acertarme en las caminantes piernas incluso en el pecho que yo, que descuido la importancia de la madurez y la realidad que debe atrapar al hombre cuando el tiempo y la vida se dan la mano, camino con ellas clavadas mientras mi mente divaga sobre un lecho de espinas, ¿porque entonces si tu me lanzas espigas se me envenena el alma? agujas lentas, quedando mi boca entre abierta, floreciendo en ella droseras hambrientas.

Y no eres mas que imágenes que se me proyectan desde el interior de mi cabeza pasando por el filtro de mis ojos hasta situarte en cualquier calle, cualquier esquina, banco, portal, pasillo, habitación, cama, allanando mi mundo sin posibilidad de ocultarme, de huir de tu presencia, quizás cerrando los ojos, quizás olvidando que existes. Si me alejo de todo, me persiguen las leyendas que deje tras de mi, los mitos que creé cuando idealicé tu ser y grabé en mármol el dogma que mis emociones profesan . Quedaron escondidas al fondo del desván y la costumbre apagó la luz. Desvié mi atención siempre sin fijar la mirada en la luz cegadora de tu impronta, colocando frente a mis ojos nubarrones de colores, me hacen flotar lejos estrellándose el viento contra mi cara, arriba, donde no hay oxígeno. Auto-Negación de aquello que fue real hasta que apareciste de nuevo, Creando Espirales de Confusión. Llegó mi inspiración a los treinta y huyó al desierto para ser tentada por ti que me ofreciste la inmortalidad en eternos palacios dorados y el amor de las naciones del mundo, rechacé mi deseo y expulsé la amenaza de tu presencia. Prediqué por los caminos con los ejemplos que la experiencia regala y mis discípulos siguieron mis pasos hasta las puertas de templos con tu efigie que derribé para instaurar en ellos la anarquía que la razón proclama a los usureros de tu . Libertad gritan las mentes oprimidas por ti. Crucifícame si quieres pero no me resucites para volver a ver como desapareces. No hagas de mi un mesías.


Y cuando todo parecía perdido, despertó en mi la visión. Y los caminos se bifurcaron alrededor del tuyo, la senda de una comprensión que escapa a las emociones tomo lugar suprimiendo la opresión de tus recuerdos. Se dispersa el circulo, la espiral, el nudo vital que crea el derrotismo amarrado al sino escrito por la moralidad globalmente aceptada. Resurge la linea, que no se distrae, que no se detiene mas allá de barreras hechas de raciocinio que guían al individuo hacia un nacimiento libre de las inquietudes y deseos volátiles, esos que al escuchar el murmullo de tu llegada, huirán hacia sus cuevas oscuras donde arrastran a los incautos que se regodean en sombras de sentimientos. Y yo cabalgaré a través de los corazones,  atravesando sus latidos, dejándolos atrás para que sean ellos los devorados por el olvido que a mí ya no puede alcanzarme pues soy mas rápido que tus redes. Mis pisadas son marcas de herraduras que contienen el mensaje que rompe esas cadenas tentadoras, se abre ante mi el futuro sin promesas ni esperanzas, solo su simple transformación en presente que lo hace mas atractivo que de costumbre. Cabalga sin descanso hacia la vida, en recuerdo de aquellos que murieron en aras de las pasiones místicas que ofrecen las tentaciones de esa . Siente el viento, junto a las millones de distracciones que te ofrece el horizonte, divaga entre ellas, sumérgete en ellas, conquístalas y vencerás, alcanzando el poder que nos hará libres, hasta que las palabras vuelvan a reposar tranquilas. Y entonces sabré donde quedó el estigma de tu marcha. Alza la voz y llámame, llámame Houyhnhnm.






Rinhork.

Imagenes: Odysseus and the Sirens, Erick Armusik. Ilustration for The Ring, John Bauer.